El menor señalado como quien hizo explotar el artefacto casero que causo heridas a su compañera, Azul, será imputado por “lesiones graves”.
El adolescente que en julio del 2022 había hecho explotar una bomba de estruendo en el tacho de basura de un salón del colegio Don Bosco y casi le hace perder la audición a una compañera, se presentó en Tribunales y se negó a declarar.
El menor de edad que es representado por Fabiana Valledor, se presentó el miércoles ante el fiscal de menores Walter Martínez Soto, luego de que su declaración se suspendiera el martes, se negó a declarar a pesar de haber mostrado intenciones de dar su versión de los hechos.
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En tanto, el joven no logró vencer sus nervios por lo que no habló, lo único que acotó fue que “no quería perjudicar a nadie”. Luego del acto procesal, el fiscal Martínez Soto tomó la decisión de leer su imputación y los motivos que lo llevaron a protagonizarla.
Mientras tanto, se espera que en el transcurso de la causa el adolescente pueda dar su testimonio, aunque dependerá únicamente de si su abogada pide que se amplíe la denuncia o no.
Importante destacar que, en un principio, Martínez Soto había caratulado el hecho como “lesiones gravísimas”, dado a que Azul, la víctima, había perdido el 96 por ciento de la audición. No obstante, tras el paso de algunos meses, la capacidad auditiva de la adolescente fue evolucionando parcialmente gracias a diversos tratamientos, por lo que no será necesario un trasplante coclear.
Dada la resolución, la caratula de la causa pasó a ser “lesiones graves” debido a que, de existir una recuperación de la víctima, la figura delictiva del expediente debe amoldarse a la situación y cambiar.
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El hecho había transcurrido del 8 de julio de 2022 en la galería de planta baja del edificio que tiene sede en Don Bosco y Belgrano, durante el segundo recreo.
El artefacto explosivo de fabricación casera había ingresado a la institución por unos alumnos que tenían el objetivo de realizar un reto de TikTok.
Cuando el grupo de chicos hizo detonar la “bomba”, Azul sufrió un aturdimiento y un desmayo, que posteriormente se evaluó en una pérdida de la capacidad auditiva en un 96%.
