Se cumplen 26 años del asesinato de José Luis Cabezas, el crimen que conmocionó a la Argentina y cambió el periodismo

Se llevan a cabo homenajes para recordar al fotógrafo asesinado en 1997

José Luis Cabezas fue secuestrado, torturado, y asesinado la madrugada del 25 de enero de 1997, un año después de publicar una fotografía del empresario Alfredo Yabrán, una de las figuras más poderosas del país en ese entonces. Fue el primer asesinato a un comunicador después del regreso a la democracia.

Familiares y amigos del fotógrafo organizaron un homenaje en su recuerdo. A partir de las 11:00 HS en el monolito ubicado frente a la terminal de Pinamar. Allí, Gladys Cabezas, hermana de Luis, leerá una carta durante el acto. “Decidí que este año quería hablarle”, dijo.

Durante la tarde, a las 19:00 HS la familia participará de una oración interreligiosa en la cava de manantiales, del Partido de General Madariaga, ubicada en el kilómetro 385 de la ruta provincial 11, lugar en el que fue encontrado el cuerpo del reportero gráfico dentro de su vehículo. Participarán los mismos oradores que fueron parte del acto por el tercer aniversario del asesinato de Fernando Báez Sosa.

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Gladys confirmó que en la cava “se plantarán cinco árboles cedidos por el municipio para dar vida al lugar”, también agregó que siempre que va encuentra cartas, flores y rosarios “que le dejan a José Luis”.

Por su lado, la Asociación de Reporteros Gráficos de la República Argentina (Argra), junto con la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa (Fatpren), y el Sindicato de Prensa de Buenos Aires (Sipreba), realizarán un acto, a las 11, en la sede ubicada en Venezuela 1433, en el barrio porteño de San Cristóbal.

“Sacarme una foto a mí es como pegarme un tiro en la frente”, eran las palabras que resonaban de Alfredo Yabrán, una de las personas más poderosas de la década. Aseguraba que ni los servicios secretos de inteligencia tenían una foto de él.

José Luis Cabezas era el reportero gráfico de la revista Noticias, de Editorial Perfil. Se encontraba realizando la temporada de verano, y durante su cobertura logró dar con Yabran, quien se encontraba en un balneario de Pinamar y con su cámara le dio rostro al oscuro empresario. La fotografía fue un logro periodístico, pero que le terminó costando la vida al colega.

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Una vez publicada la imagen en la revista, tanto Luis, como su pareja, Cristina Robledo, recibieron amenazas telefónicas. Un funcionario cercano a la gestión del intendente de Pinamar, Blas Altieri, le informó al fotógrafo que la “gente de Yabrán” estaba buscando la dirección de su domicilio para la temporada de verano.

En la noche del 24 de enero de 1997, Cabezas, junto con el periodista Gabriel Michi, arribaron a una fiesta organizada por el empresario Oscar Andreani, en la que llegaron a bordo de un Ford Fiesta de color blanco.

A las 4 de la madrugada el periodista se retiró, mientras que el fotógrafo lo hizo una hora después en el auto blanco. A la mañana siguiente, el cuerpo de Cabezas apareció dentro del Ford Fiesta quemado en una cava entre Pinamar y General Madariaga. El cadáver tenía sus manos esposadas y dos proyectiles de un arma calibre 32 alojados en la cavidad craneana.

Tras varios meses de investigación, el juez federal de Dolores, José Luis Macchi, procesó y dictó prisión preventiva en mayo de 1998 para Yabrán como instigador del crimen. Tras permanecer algunos días prófugos, el empresario postal se suicidó en un campo de su propiedad ubicado en Entre Ríos, donde permanecía oculto.

Gustavo Prellezo, un policía que trabajaba para Yabrán,  junto con un grupo de delincuentes conocidos como “Los Horneros”, fueron quienes llevaron a cabo el crimen. El expolicía bonaerense fue condenado a reclusión perpetua en febrero de 2002, pero el 23 de septiembre de 2010 fue beneficiado con prisión domiciliaria por cuestiones de salud.

Hoy se realizarán homenajes en memoria del fotógrafo que cambió el periodismo en Argentina, donde aquellos que quieren callar la libertad de expresión lograrán todo lo contrario. El asesinato de Cabezas conmovió al país, generando una movilización que al día de hoy, veintiséis años después, una nueva generación de comunicadores conocen su historia y se mantienen firmes en su profesión.  

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